Enmarcado en el plan anual de instrucción del MOE, el ejercicio Dercetius tiene como objetivo el adiestramiento de los Equipos Operativos de Montaña (EOM) en el planeamiento y ejecución de misiones de Operaciones Especiales mediante el uso de Técnicas, Tácticas y Procedimientos (TTP) específicas para la vida, movimiento y combate en montaña invernal y frío.
Han pasado ya más dos décadas de conflictos armados en los que occidente ha estado obligado, y lo sigue estando, hacer frente a una amenaza de carácter asimétrico localizada en puntos concretos del planeta. Se trataba de neutralizar en su lugar de origen a un enemigo que tenía la capacidad de golpear a nivel global contra los intereses y formas de vida occidentales. Los países de la Alianza Atlántica se vieron obligados a planificar nuevas estratégicas geopolíticas con las que “lidiar” los cambios que estos conflictos generaban; las políticas de defensa se debieron adaptar, a gran velocidad, a los nuevos tipos de enemigo y a los estilos de guerra y servidumbres y necesidades que esta creaba. En definitiva, dos décadas del siglo XXI que obligaron a occidente a cambiar aquella mentalidad heredada de la guerra fría, para tener que adaptarse a las “florecientes clases de amenaza” que el mundo empezaba a sufrir.
Una de las cosas, entre otras muchas, que se debería haber aprendido de todo lo ocurrido desde el año 2001, es que occidente tiene la obligación y la necesidad de ser capaz de analizar, prever y anticipar de alguna forma los cambios globales geopolíticos y estratégicos que se pueden producir sobre todo, cuando estos pudieran suponer otra nueva amenaza para el propio occidente.
Desde hace poco más de dos años estamos viendo como después de muchos de conflictos asimétricos, con enemigos y amenazas de carácter terrorista que motivaron el cambio global mencionado en líneas superiores y las políticas de defensa y seguridad aliadas, hemos virado hacia una nueva amenaza totalmente diferente.
De la guerra asimétrica en lugares remotos, vuelve el enfrentamiento bélico de una manera que hoy nos parece una antigua forma de enfrentamiento. Vuelve la convencionalidad del conflicto armado y vuelve la guerra de guerrillas. Se nos ha presentado en “la puerta de casa” un nuevo escenario que nos retrotrae a los momentos más oscuros del siglo XX. Pero lo hace con un matiz; en esta forma de hacer la guerra como la del siglo pasado se introducen algunas tecnologías del siglo en el que vivimos.
Europa vuelve a estar amenazada por alguien que ya fue enemigo en el pasado. Volvemos a la línea de salida para darnos cuenta que igual que ocurrió con el 11-S, hemos vuelto a ser sorprendidos y puestos contra las cuerdas pero esta vez no por amenazas nuevas y desconocidas.
Podríamos seguir hablando en este sentido; podríamos analizar las políticas de exteriores y de seguridad y defensa europeas/occidentales de las últimas décadas, y podríamos determinar si todo ello ha supuesto un sistema fallido pero nos separaríamos del objetivo de este texto.
Si descendemos en las escalas y niveles de la política y la diplomacia, y nos centramos solo en las políticas de defensa, desde su más alto nivel hasta el plano de ejecución, estas se basan en un concepto que, aunque muy resumido aquí, es claro; la utilización de los ejércitos cuando la amenaza lo requiera.
Para que la potente herramienta que suponen estos ejércitos pueda ser utilizada como elemento de disuasión, como medio defensivo o como componente de fuerza ofensiva, los mismos han de estar perfectamente preparados. Y eso se consigue, por un lado, afianzando las políticas necesarias que avalen la necesidad de utilización de la fuerza y respalden las actuaciones militares en pro de la seguridad de nuestros fronteras. Por otro realizando las inversiones adecuadas en defensa que ahora vemos no se estaban realizando y por último, con la constante instrucción de todas y cada una de las unidades que componen la fuerza.
En este momento la guerra de Ucrania y la situación geopolítica que vivimos en Europa para con el vecino ruso, centran los esfuerzos diplomáticos y la atención sobre un escenario bélico totalmente diferente a los que durante los últimos veinte años se han debido hacer frente.
Un escenario donde la artillería vuelve a operar con su fuerza bruta, donde los medios acorazados se vuelven a enfrentar en llanuras con amplias zonas minadas, y donde la guerra de guerrillas y el combate de trincheras nos devuelve a una realidad que parecía olvidada y superada.
Entornos de frío extremo en invierno donde los movimientos mecanizados se ven reducidos por las temperaturas de muchos grados bajo cero y el barro, y donde los soldados se enfrentan bajo esas condiciones en combates casi cuerpo a cuerpo. Y sobre este escenario, que hoy en día parece añejo, las nuevas tecnologías tienen su aplicación con la utilización de drones de diferentes tipos totalmente letalizados. Drones que son utilizados sobre el enemigo en distancias cortas, así como también territorio ucraniano adentro por parte de los rusos, o por los ucranianos sobre las aguas del mar negro para hacer frente a la armada rusa.
Entre esta amalgama de medios y recursos utilizados en este conflicto, se hace necesario recuperar doctrinas y tipos de misiones que se dejaron a un lado cuando la amenaza requirió la aplicación de otras diferentes.
La reaparición de la guerra de guerrillas en campo abierto, así como también en zonas urbanas y la necesidad de obtener inteligencia de la propia población, hacen replantear el uso de las Unidades de Operaciones Especiales (UOE) de una forma diferente a la que hasta ahora la asimetría del conflicto obligaba a usarlas.
Así pues, especial protagonismo adquieren de nuevo las UOE que deben adaptarse al cambio que supone la nueva amenaza de Europa del Este.
Adaptación al medio, operaciones aisladas tras las líneas enemigas, especialización de las operaciones y colaboración con la insurgencia, son algunas de las características propias de las UOE que podrían ser de aplicación sobre los nuevos escenarios abiertos a partir del conflicto de Ucrania. Escenarios de especial dureza en invierno donde el clima con frío extremo, la meteorología y las condiciones del terreno actúan como un enemigo más.
Para trabajar en esos ambientes extremos, entre otros, nuestro MOE como UOE del Ejército de Tierra dispone, dentro de la estructura orgánica de cada GOE, de los denominados Equipos Operativos de Montaña (EOM), cuya especialización hace de ellos la herramienta adecuada para operar en condiciones extremas invernales y de montaña. Adiestrados para desempeñar su trabajo en los contextos propios de las misiones de operaciones especiales, estos equipos son una de las respuestas indicadas para operar, llegado el momento, sobre escenarios como el descrito.
Dercetius es uno de los ejercicios que forman parte del plan de instrucción del MOE en el que se pone a prueba y evalúan a los equipos de montaña en su misión específica. Previamente a la ejecución táctica del mismo, los EOM realizan la preparación e instrucción en planeamiento al nivel que tienen atribuido, para la integración de todas sus capacidades durante la ejecución del tema táctico, así como llevan a cabo actividades de preparación e instrucción en procedimientos técnicos de Vida y Movimiento en Montaña Invernal (VMMI), que les permitan estar en condiciones de alcanzar el nivel de adiestramiento establecido para la ejecución del Dercetius.
Una vez los previos ejecutados, el ejercicio es un supuesto que tiene como objetivo, como se indicaba al principio de este texto, el adiestramiento de los equipos de montaña en el planeamiento y ejecución de misiones de OE, utilizando las TTP específicas para la vida, movimiento y combate en montaña invernal y clima frío, unificando los distintos aspectos tácticos y técnicos, así como los criterios de empleo operativos.
Además, otra de las finalidades de este ejercicio está dirigida al desarrollo y potenciación del trabajo conjunto con las Unidades de Apoyo a OE, con el fin de mejorar la integración de las capacidades y medios de los equipos operativos. En este caso, atendiendo a la lógica y al medio, se trabajó con la Compañía de Esquiadores Escaladores del Regimiento Galicia 64 de la Brigada de Montaña.
Desde el refugio militar de Cerler en el valle de Benasque, valle central de los tres que conforman el Parque Natural Posets-Maladeta en la provincia aragonesa de Huesca, se organizaron las actividades y se planificó la operación final, que suponía la ejecución de un supuesto táctico enmarcado en el contexto de una misión típica de operaciones especiales, en la que se debía llevar a cabo la recuperación de un HVI localizado en una instalación a campo abierto en una valle cercano a la frontera de un país no amigo.
Para realizar la misión, la fuerza compuesta por los equipos operativos de la BOEL XIX y GOE III debieron enfrentarse a una serie de progresiones por zonas de alta montaña para llegar a posicionarse en la zona del objetivo. El primer equipo, de reconocimiento especial, inició su progresión desde el hotel de Llanos del Hospital para desde ahí, ascender por los tubos de Paderna a 2040m, salvar el collao Forau Tancau a 2514m y regresar por el collado del Turonet D´Alba a 1980m. Este movimiento de unos 7 km y 750m de desnivel positivo se realizó en el arco nocturno utilizando medios GVN, progresando con raquetas y equipados con mochila de travesía de 35/40 kg, a los que se debía añadir los 15kg aproximados del equipo. Ejemplo de una de las varias partes duras del trabajo en montaña.
El segundo equipo, este el de asalto, salió también de Llanos del Hospital para progresar hasta el Refugio de la Renclusa a 2140m y de ahí, al collado de la Paderna a 2400m. Alcanzado este collado, descendieron por los tubos de Paderna y siguiendo la GR se posicionaron en el perímetro de las instalaciones de Baños de Benasque a 1720m donde se establecía el objetivo. Esta progresión supuso salvar 1000m de desnivel positivo durante 11 km de marcha, con entre 33 y 35 kg de mochila más los 15 de equipo, ejecutando también en el arco nocturno con GVN y raquetas.
Y para esto con Dercetius, el MOE a su nivel, sigue desarrollando su plan de instrucción específico en colaboración con las Unidades de Apoyo, de tal forma que se perfeccionen y mantengan los niveles operativos requeridos como Unidad de Operaciones Especiales al servicio de nuestro país, y de la Alianza Atlántica.
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