Los conflictos actuales en los que se ven envueltos los países occidentales se caracterizan, la mayoría de ellos, por presentar unas características muy concretas. Hablamos por un lado de la asimetría del conflicto, por otro de la idiosincrasia del enemigo con patrones comunes en todos los escenarios y por último, de los teatros específicos sobre los que se desarrollan.
Las amenazas a las que hoy se enfrenta occidente distan de presentarse por un asedio de fuerzas organizadas con estructuras militares convencionales que amenazan territorios soberanos. Estas amenazas, que si se podían presentar todavía en el pasado siglo, desaparecieron casi por completo al inicio de este en el que nos encontramos.
Desde
entonces el enemigo de occidente pasa por corresponderse con unas estructuras
paramilitares muy bien financiadas, con combatientes de carácter insurgente y
terrorista con una gran movilidad geográfica, combatiendo sobre un territorio
propio de unas muy difíciles características orográficas, climáticas y ambientales,
y con una gran capacidad de deslocalizarse y reagruparse. Todo ello alimentado
con un ingrediente común, el fanatismo islamista y el odio a occidente.
Todo
esto ha motivado que en las últimas décadas las organizaciones militares
occidentales se hayan visto obligadas a cambiar sus doctrinas de tal forma que
puedan hacer frente a los nuevos conceptos de la guerra asimétrica, y los
nuevos combatientes de carácter terrorista.
Esto
implica, entre otras muchas cosas, tener que desarrollar acciones militares en
países muy lejanos y sobre zonas remotas geográficamente. Estos países en su
mayoría presentan unas condiciones climáticas muy duras con orografías muy
complicadas sobre las que el enemigo, por encontrarse en su entorno, dispone de
una ventaja vital en el conflicto.
Todo
lo descrito ha motivado que, durante las dos últimas décadas, y más
concretamente durante los último 10 años, las unidades de Operaciones
Especiales (OE), las Fuerzas Especiales y los componentes aéreos de las fuerzas
aéreas occidentales hayan adquirido un peso específico muy importante. De igual
forma la Inteligencia se ha convertido, en un mayor grado específico, en la
herramienta principal para generar el éxito de las fuerzas sobre el terreno.
Este
especial protagonismo y peso específico del tipo de unidades descrito ha
motivado que la OTAN desarrolle nuevos protocolos y procedimientos comunes de
aplicación entre los países aliados. El
uso de fuerzas de OE se ha convertido en el principal elemento táctico de
occidente para combatir el terrorismo islamista de forma “quirúrgica”.
La
utilización de este tipo de unidades sobre zonas remotas implica trabajar con
una serie de recursos específicos muy cualificados entre los que destacan, cada
vez con más peso, los helicópteros.
La
versatilidad, la utilización de la tercera dimensión y la alta especialización
adquirida proporcionan a las unidades de superficie una gran capacidad de
despliegue, rapidez de actuación, de letalidad y de disuasión que convierten al
helicóptero en herramienta fundamental.
De
igual forma el tipo de conflicto y características del mismo generan unos
grados de vulnerabilidad sobre los helicópteros que se mitigan con la
especialización en procedimientos de operaciones especiales de sus
tripulaciones, y con la adecuación de las doctrinas de empleo de las fuerzas
que proporcionan las SOATU RW (Special Operations Air Task Unit Rotary Wing) a
la idiosincrasia del enfrentamiento.
Aun
así, debido al tipo de operaciones especiales al que hacen frente estas
aeronaves se eleva el riesgo de poder ser derribado sobre territorio enemigo.
Por
este motivo, una de las misiones de especial relevancia en las operaciones
militares es la de recuperación de tripulaciones caídas sobre territorio
enemigo. Tal es el grado de importancia de estas misiones que al igual que se
ha hecho a nivel internacional con la utilización de las unidades de OE, la
OTAN está tomando parte en la creación de procedimientos y protocolos
específicos para las misiones llamadas CSAR (Combat Search and Rescue).
Especificaremos
aquí que, aun existiendo otro tipo de operaciones para la recuperación de
personal combatiente aislado en territorio enemigo, nos centraremos en hablar
de las misiones CSAR ya que son estas las que se realizan para recuperar
tripulaciones de vuelo.
Si
se tratara de recuperar personal combatiente no de vuelo la misión pasará por
ser una CR o Combat Recovery.
Estas
dos son las más comunes y conocidas existiendo otro tipo diferenciado de misión
de recuperación de personal que la OTAN considera dentro de la doctrina de las
SOF´s. Se trata de las misiones UAR o Unconventional Assisted Recovery para
asistir a la recuperación de fuerzas catalogadas de no convencionales, y/o no
siempre militares. Podríamos hablar de personal civil autóctono aliado
supervisado y dirigido por fuerzas propias de OE, personal de agencias
gubernamentales, etc.
La
especial relevancia que tienen estas misiones para los países miembros de la
coalición viene fundamentada en unos criterios muy claros. Por un lado,
permiten recuperar el activo más valioso de cualquier ejército que no es otro
que el componente humano. Por otro, los prisioneros que forman parte de las
bajas en combate tienen un gran impacto social sobre la población. La
recuperación del personal propio evita que el enemigo pueda hacerse con
información e inteligencia sobre las operaciones militares, e igualmente evita
las acciones de propaganda conocidas por todos del enemigo enarbolando
victorias. Y un factor muy importante, influyen en la moral de las fuerzas
propias aportando seguridad y por supuesto, afectan a la moral enemiga que ve
mermada su capacidad de influir sobre su oponente.
Atendiendo
a la estandarización de estas misiones por parte de los países aliados vamos a
detallar en estas líneas los agentes implicados y el proceso de desarrollo de
una misión CSAR.
Durante
el trascurso de una operación militar en cualquiera de los escenarios activos
actualmente, una fuerza aliada informa del derribo de una de sus aeronaves
sobre territorio no amigo. Automáticamente se ponen en marcha todos los
mecanismos establecidos a nivel OTAN para iniciar la operación de recuperación.
Son
varios los agentes implicados en este tipo de operaciones cada uno de ellos
bien definido y con misiones muy claras. Así, se activan el Centro de
Coordinación de Rescate (Rescue Coordination Centrer RCC), el Centro de
Coordinación sobre el terreno (On Scene Comander OSC), el Centro de
Coordinación para la misión (Airborne Mision Cordinator AMC) y por último el Mando
para la Misión de Rescate (Rescue Mision Comander)
Cada
uno con sus responsabilidades y activada la misión, lo primero sobre lo que trabajan
es en realizar evaluación de la
situación para determinar la vulnerabilidad del personal, atendiendo a si se
tiene un Alto Riego de ser Aislado (Hight Risk of being Isolated o HRI), o el
riesgo se puede categorizar como moderado (Moderatd Risk Isolated MRI). En
estos casos es fundamental la instrucción previa que haya recibido la
tripulación. Esta, denominada Survival Evasion Resistence and Escape (SERE)
será la que determinará en los primeros momentos tras el derribo la capacidad
de sobrevivir sobre territorio enemigo. Este entrenamiento se compone de tres
niveles cada uno de ellos con un grado diferente de especialización. El Level A
que se compone de una formación básica teórica. El Level B que incluye, además
de la fase teórica una fase práctica y, por último, el Level C que además las
dos fases del nivel B se completa con un ejercicio real.
Con
todo lo descrito, el siguiente paso sobre el que trabajaran los implicados será
el de determinar si la operación de recuperación puede ser Inmediata en función
de si la situación táctica lo permite, o si, por el contrario, por su grado de
complicación se torna complicada y peligrosa requiriendo de un análisis para su
ejecución lo que entonces la convertiría en una operación Diferida.
Con
estos pasos establecidos una operación CSAR se estructura en cuatro fases:
- - Fase
de planeamiento previo antes del lanzamiento de la fuerza de recuperación.
- - Fase
de notificación en la que se analizan los datos para la localización del
personal propio sobre el terreno, y el autenticado del contacto.
- * - Fase
de búsqueda que se inicia con el despliegue y lanzamiento de las fuerzas
propias sobre el teatro de operaciones
- - Y
la fase de reintegración que se completa con la asistencia al abatido y el
posterior debriefing.
Vista
toda la parte previa y la estructura de la operación, el trabajo sobre el
terreno es el que enfrenta a sus protagonistas con el riesgo propio del
conflicto.
Designados
los equipos de recuperación estos han de trabajar sobre uno de los
procedimientos específicos más importantes para estas misiones de recuperación
de personal. Se trata del ISPOPREP o Isolated Personel Report creado para la
identificación y autenticación del personal una vez localizado, y previamente a
ser evacuado. Uno de los riesgos a los que se enfrentan las fuerzas de la
coalición en este tipo de misiones es el de poder ser objeto de una “emboscada”
por ser el enemigo quién esté esperando a los equipos de recuperación, suplantando
a la tripulación abatida. Una manera de evitar este tipo de circunstancia que,
aunque es difícil de producirse gracias a los filtros establecidos está
contemplada, es mediante el uso del ISPOPREP que todas las tripulaciones tienen
creado y estudiado para garantizar la seguridad en la identificación.
El ISOPREP se compone de un conjunto de
códigos y medidas de seguridad creados y desarrollados para autenticar la
identidad del abatido y proceder a una evacuación segura. Mediante la creación
de una combinación de letras, números y palabras se diseña una tabla CSAR que,
con unos pasos establecidos, lleva a la identificación en base a
pregunta/respuesta de tal forma que cada miembro de la tripulación tiene su
ISOPREP personal del que solo será conocedor él mismo, y el equipo de
recuperación al que se le facilita cuando se activa la misión. De esta forma se
realizarán preguntas de las que las respuestas solo el rescatado será
conocedor.
De igual forma y previo al momento del contacto existe un procedimiento
de seguridad en base a un lenguaje propio compuesto por palabras clave a través
de las cuales se comunicará y autenticará que la trasmisión y comunicación con
el abatido es segura, con las que se cifrará la posición sobre el terreno de
tal forma que no se puedan identificar las coordenadas facilitadas, y se
asegurarán los puntos geográficos de las posiciones de ambas partes.
Y para llevar a cabo la búsqueda y posterior reintegración de la tripulación se utilizarán los medios también establecidos en el procedimiento que, en función de la disponibilidad de recursos de los países involucrados en la misión podrán variar en cantidad y forma. Pero esto podrá ser tema para otra publicación.